Can Tarranc fue una típica masía catalana -ahora ya centenaria- que se dedicaba al ganado y al cultivo de los huertos y de las viñas. Situada sobre una colina del barrio de San Daniel y rodeada de pinares, domina la zona y tiene vistas al mar. Esta es una zona privilegiada climatológicamente gracias a la bonanza que propicia la proximidad del Mediterráneo y la protección de la sierra litoral. Después de más de un siglo dedicado a la agricultura, pasó por varios propietarios y en los años setenta la adquirió la familia Font, con lazos históricos a la villa de Blanes, que decide convertirla en restaurante.
Venir a Can Tarranc es desconectar del ruido diario y sumergirse en un mundo de paz donde se despiertan los sentidos. La naturaleza que rodea la casa da sensación de tranquilidad: regala un entorno idílico para la vista, te hace parar para oír el canto de los pájaros, y olfato y gusto se agudizan en las salas ante una sabrosa comida maridada con un buen vino. La cocina de la masía-restaurante Can Tarranc se sustenta en tres elementos fundamentales: tradición, estética y gusto. La cocina tradicional catalana es la raíz de donde parte una oferta gastronómica con toques de modernidad e innovación, equilibrio estético en su presentación y productos de proximidad y de alta calidad.